lunes, 14 de julio de 2014

Clásico Venezolano: Casas muertas de Miguel Otero Silva

Autor   Miguel Otero Silva

Género    Ficción, Novela

Idioma    español

Editorial    Losada

País     Flag of Venezuela.svg Venezuela

Fecha de publicación    1955










Es el tercer libro del escritor venezolano Miguel Otero Silva, publicada por Editorial Losada, en el año 1955. La novela es de una descripción del declive de Ortiz, un pueblo en los llanos centrales del país, debido a las continuas muertes por severas epidemias de malaria y la emigración de sus
habitantes hacia las grandes ciudades y las zonas de producción petrolera. La novela ilustra el proceso en el que pueblos latinoamericanos sometidos a intereses externos fueron víctimas de un falso progreso y de una modernización desigual y desintegradora. 

La crónica de un pueblo tropical, Ortiz, condenado a desaparecer por la descrepitud de sus propias estructuras y el desánimo de sus antiguos pobladores. Magistralmente escrita, con serenidad y concisión, pero también con melancolía y momentos de concentrado lirismo, sus personajes cautivan por su intensidad sin estridencias ni detalles superfluos,desde la primera escena funeraria hasta que Carmen Rosa abandona el pueblo para iniciar la nueva etapa de la moderna.

Resumen:
Carmen Rosa, novia de Sebastián, regresa a su casa luego del entierro de su amado, y se refugia en su jardín, el único sitio del pueblo donde todavía puede admirarse la belleza de plantas bien cuidadas, confirmación definitiva de la decadencia del pueblecito, pues "no quedaba a los habitantes de Ortiz sino la resignada espera del acabamiento".
Antes de que Carmen Rosa naciera, Ortiz había sido un pueblo vivo. A través de los recuerdos de los mayores, la niña intentaba reconstruir el pasado y revivir la gloria del lugar, entonces-muy distinto a las actuales ruinas.
El padre de la chica, antaño hombre activo y trabajador, enferma de fiebres y nunca recobra la cordura ni la fuerza.
A partir de ese momento, la madre, antes consagrada por entero al esposo, se dedica a sus hijas Carmen Rosa y Marta. La joven ni siquiera terminó la primaria a pesar ser la más inteligente de las alumnas de la señorita Berenice, única maestra para niñas que hay en el pueblo.
Carmen Rosa conoce a Sebastián un día de santa Rosa. Él había ido al pueblo de Ortiz a la pelea de gallos, en la cual el suyo ganó de tal forma que lo enemistó con su adversario, el coronel Cubillos, jefe civil de Ortiz.
Era la época de la dictadura de Juan Vicente Gómez. Varios estudiantes presos son llevados a cumplir condenas de trabajos forzados, hecho realmente ocurrido en Venezuela alrededor de 1930, y pasan por Ortiz a bordo de un autobús.
Solamente Sebastián y el señor Cartaya, masón y liberal, se atreven a brindarles alguna ayuda. Desde ese momento, Sebastián comienza a inquietarse por la situación política del país.
Por su compadre Feliciano, el joven se entera de que en El Sombrero se prepara un alzamiento para liberar a los estudiantes y él se adhiere al movimiento. Pero el complot es descubierto, Feliciano huye y Sebastián se va en busca de las guerrillas de Arévalo Cedeño para unirse a ellas.
Entre tanto, el coronel Cubillos manda preso a Pericote, el trovador de Ortiz, para poder acercarse libremente a Petra Socorro, quien vivía con el músico. Cartaya se indigna y en seguida se presenta a protestar por tal detención, pero no obtiene respuesta.
Con la estación de lluvias regresan las fiebres palúdicas y muchos orticeños pierden la vida por esa causa. Sebastián, que llega de Parapara a visitar a su novia Carmen Rosa, contrae la enfermedad y muere. A sus amigos no les queda sino resignarse, pero Carmen Rosa, que no conoce el conformismo, se va a fundar un pueblo al oriente, donde acaban de hallar petróleo. Su madre se conforma con seguirla y sólo en el señor Cartaya encuentra Carmen Rosa palabras de aliento para su arriesgada empresa.
La señorita Berenice, a quien las fiebres habían arrebatado los pocos alumnos que tenía, queda encargada de cuidar la casa y el jardín de Carmen Rosa. Con la partida de la joven se cierra la obra. Ella se marcha, dejando atrás toda su vida, para no ser una víctima más de la desidia y de las fiebres que imperan en ese pueblo de casas muertas.
En esta novela, publicada en 1955, se aprecia ya la preocupación social, que es bastante visible en toda la obra posterior de Otero Silva.
Asimismo, el lenguaje realista que el autor domina a la perfección, contribuye al carácter de denuncia casi testimonial que singulariza a su literatura.
La tragedia de los habitantes del llano venezolano adquiere en Casas muertas dimensiones extraordinarias, lo cual, unido a sus indiscutibles valores literarios, hacen que ella ocupe un lugar de importancia dentro de las letras latinoamericanas.



Este libro creo que hace como dos años que lo leí, recuerdo que en el colegio, y me pareció inmensamente triste y conmovedor, claro que en ese entonces no había leído grandes historias desgarradoras. Un gran libro que refleja la realidad política y social que vivió Venezuela a principios del siglo XX, nos muestras las decadencias de un pueblo remoto de los llanos Venezolanos bajo la dictadura de Juan Vicente Gómez. Posee personajes muy interesantes y una historia que te atrapa desde el primer momento. 

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